En medio de una crisis generacional en la relación de Canadá con Estados Unidos, el Partido Liberal de Canadá eligió el domingo a un tecnócrata con experiencia en los mercados financieros —quien no ha ganado cargos públicos de elección popular— para sustituir a Justin Trudeau como líder del partido y primer ministro del país, y para enfrentarse al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Mark Carney, de 59 años, quien dirigió el Banco de Canadá durante la crisis financiera mundial de 2008 y el Banco de Inglaterra durante el brexit, pero que nunca ha sido elegido para un cargo, ganó la contienda por el liderazgo el domingo contra su amiga y exministra de Finanzas, Chrystia Freeland.
Obtuvo un sorprendente 85,9 por ciento de los votos emitidos por los miembros del Partido Liberal. Votaron más de 150.000 personas, según los dirigentes del partido.
“Estados Unidos no es Canadá. Y Canadá nunca, jamás, formará parte de Estados Unidos de ninguna manera o forma”, dijo Carney en su discurso de aceptación el domingo por la noche ante una multitud de fieles del partido, dirigiéndose directamente a la constante amenaza de Trump de que quiere convertir a Canadá en el estado 51 de su país. “No pedimos esta lucha, pero los canadienses siempre están preparados cuando alguien los reta”.
“Así que los estadounidenses no deben equivocarse”, añadió Carney. “En el comercio, como en el hockey, Canadá ganará”.
Se espera que tome juramento como primer ministro esta semana, con lo que la era Trudeau terminará oficialmente. Su primer y más acuciante reto será gestionar la amenaza de Trump para la economía y la soberanía de Canadá.
Pero, como Carney no tiene escaño en el Parlamento, se espera que convoque elecciones federales poco después de juramentarse en el cargo. En esas elecciones, se enfrentará a Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador.
Es un momento crucial para tomar el timón en Canadá, miembro de la OTAN y del Grupo de los 7 países industrializados y el segundo país más grande del mundo por masa terrestre.
Trump ha intervenido en la política canadiense, a través de su propuesta intermitente de imponer aranceles contra los productos canadienses, que amenazan con paralizar la economía, y sus comentarios amenazadores sobre la anexión de ese país a Estados Unidos.
Trudeau resumió el estado de ánimo dentro de su propio partido, y de gran parte de la sociedad canadiense, al hablar en la convención del Partido Liberal ante una multitud que lo apoya en Ottawa, justo antes de que se anunciara su sucesor.
“Este es un momento decisivo para la nación. La democracia no es un hecho. La libertad no es un hecho”, dijo Trudeau. “Ni siquiera Canadá es un hecho”.
Carney dijo que apoyaba los aranceles de represalia que Canadá ha implementado. “Mi gobierno mantendrá nuestros aranceles hasta que los estadounidenses nos muestren respeto”, dijo.
Los votantes canadienses han sugerido a los encuestadores que determinar quién podría enfrentarse mejor a Trump ha sido un tema clave en la elección de Carney y se espera que influya en las decisiones futuras en las elecciones federales.
Según las normas canadienses, las elecciones federales deben celebrarse antes de octubre. El Partido Conservador, dirigido por Poilievre, durante mucho tiempo había mantenido una ventaja de más de 20 puntos sobre los liberales en las encuestas, pero la diferencia se ha ido reduciendo desde que Trudeau anunció su dimisión y Trump empezó a tomar decisiones contra Canadá.
Los últimos sondeos sugieren que la mayoría de los encuestados elegirían a Carney si lidera el Partido Liberal en las elecciones. Las encuestas también muestran que los canadienses preferirían a Carney para negociar con Trump antes que a Poilievre, quien ha sufrido un serio revés en las encuestas porque algunos votantes lo consideran demasiado próximo ideológicamente a Trump.
Y el domingo por la noche, Carney cambió rápidamente la mirada a la campaña electoral federal y atacó a Poilievre, tachándolo de carecer de experiencia y de admirar demasiado a Trump como para poder desafiarlo.
“Donald Trump cree que puede debilitarnos con su plan de dividir y conquistar. El plan de Pierre Poilievre nos dejará divididos y listos para ser conquistados”, dijo. “Porque quien adora el altar de Donald Trump se arrodillará ante él, no le plantará cara”.
La experiencia de Carney en la gestión de grandes crisis como tecnócrata también podría influir en su ventaja sobre Poilievre en la percepción de la gente. Poilievre, de 45 años, ha sido un político de toda la vida, sin mucha experiencia fuera de la ruda dinámica parlamentaria canadiense.
La corriente dominante del Partido Liberal se unió en torno a la campaña de Carney contra Freeland, antigua vice primera ministra de Trudeau, cuya dimisión en diciembre provocó la decisión del propio Trudeau de dimitir.
Y ha quedado claro que el Partido Conservador también ve a Carney como la mayor amenaza: ha estado publicando anuncios negativos en su contra, centrados en su patrimonio personal y sus decisiones de inversión.
Una cuestión clave será si Carney puede diferenciarse suficientemente de Trudeau, a quien asesoraba y con quien tenía un trato amistoso. Los canadienses quieren un cambio tras una década de Trudeau, y el Partido Conservador ha subrayado los vínculos personales e ideológicos entre ambos.
Aparte de Trump, Canadá se enfrenta a una serie de problemas de los que muchos votantes culpan a Trudeau, siendo el principal la crisis de asequibilidad, con la vivienda y el aplastante costo de la vida para muchos canadienses.
Pero los problemas más amplios y existenciales sobre cómo se gobierna Canadá también son apremiantes. Uno de ellos es cómo utilizar los vastos recursos naturales de Canadá, como el petróleo, el gas y el carbón, así como un ingrediente crucial de los fertilizantes, la potasa, los minerales raros y el uranio necesarios para la energía nuclear.
Carney, en los años posteriores a su carrera como responsable de la política monetaria, se convirtió en un evangelista mundial de la inversión verde, y tendrá que decidir cómo aprovechar los grandes recursos naturales de Canadá.
La migración ha sido otro tema clave para los canadienses. Históricamente, el país ha estado abierto tanto a los migrantes económicos como a los refugiados pero, tras la pandemia, Trudeau impulsó un rápido crecimiento de la migración temporal en Canadá para ayudar a cubrir la escasez de mano de obra.
Eso ha desencadenado una reacción violenta, en la que se acusa a los migrantes de tensar aún más un mercado de la vivienda y un sistema sanitario disfuncionales.
En su discurso de aceptación, Carney también intentó proyectar sus credenciales liberales y convencer a la gente de que, a pesar de haber hecho fortuna en las finanzas, sigue siendo un progresista, en sintonía con el ADN del partido.
“Sé que los mercados no tienen valores, sino las personas”, dijo. “Cuando los mercados se gobiernan bien, proporcionan grandes puestos de trabajo y un fuerte crecimiento mejor que nada. Pero los mercados también son indiferentes al sufrimiento humano y están ciegos ante nuestras mayores necesidades”, añadió.
Matina Stevis-Gridneff es la jefa de la oficina de Canadá en el Times, donde dirige la cobertura del país. Más de Matina Stevis-Gridneff
