Dos días después de imponer aranceles generalizados a Canadá y México, el presidente Donald Trump suspendió el jueves de forma abrupta muchos de esos gravámenes, sembrando la confusión entre los inversores y las empresas que dependen del comercio con esos países.
El presidente dijo que permitiría que los productos que se comercializan con las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (conocido por sus siglas T-MEC en español y USMCA en inglés), el acuerdo comercial que Trump firmó en su primer mandato, eviten los duros aranceles del 25 por ciento que impuso hace solo unos días a dos de los mayores socios comerciales de Estados Unidos.
La suspensión se traduce en el abandono efectivo de muchos de los aranceles que Trump había impuesto a productos canadienses y mexicanos, gravámenes que dijo que eran necesarios para frenar el flujo de drogas y migrantes hacia Estados Unidos.
La medida se produjo un día después de que concediera una prórroga de 30 días a los fabricantes de automóviles, quienes se habían quejado con el presidente de que sus aranceles generalizados del 25 por ciento causarían graves daños a los fabricantes de autos estadounidenses. Trump dio a entender que cualquier alivio sería de corta duración, afirmando que en abril llegarán otros aranceles sobre productos canadienses y mexicanos.
La caótica estrategia de Trump, que emite y revierte medidas, ha hecho caer los mercados bursátiles y ha generado ansiedad entre las industrias que dependen del comercio con Canadá y México, que representan más de una cuarta parte de las importaciones y casi un tercio de las exportaciones estadounidenses. Después de que Trump impusiera sus aranceles, Canadá tomó represalias con gravámenes sobre bienes estadounidenses por un valor de 20.500 millones de dólares, incluidos productos agrícolas, y México amenazaba el domingo con imponer sus propios impuestos a la importación de bienes estadounidenses si Trump no cedía.
Aun así, la decisión de suspender los aranceles no sirvió para calmar a los mercados financieros, inquietos desde que Trump intensificó su guerra comercial a principios de esta semana. Además de golpear a Canadá y México, Trump impuso un segundo arancel del 10 por ciento a todas las importaciones chinas, lo que provocó otra ronda de represalias de Pekín contra los productos estadounidenses. El presidente no ha suspendido ninguno de sus gravámenes a China.
El S&P 500 se desplomó un 1,8 por ciento el jueves, con lo que la caída del índice esta semana asciende al 3,6 por ciento y se encamina a su peor semana desde la crisis bancaria de hace dos años, que afectó a algunos de los pequeños prestamistas del país.
El jueves, desde la Casa Blanca, Trump dijo que su decisión protegería a los fabricantes de automóviles y a los agricultores estadounidenses. Insistió en que no había “ningún retraso en absoluto” y que su orden no tenía “nada que ver con el mercado”.
“Ni siquiera estoy mirando al mercado, porque a largo plazo, Estados Unidos será muy fuerte con lo que está ocurriendo aquí”, dijo. “Ahora bien, se trata de países y empresas, empresas extranjeras, que nos han estado estafando, y ningún presidente hizo nada al respecto, hasta que llegué yo”.
El presidente informó más temprano en una publicación en las redes sociales que, tras hablar con la presidenta de México, había decidido suspender los aranceles sobre muchas importaciones procedentes de ese país de forma indefinida. Pero una ronda separada de acciones comerciales que había prometido aún está pendiente para el 2 de abril.
“Tras hablar con la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, he acordado que México no tendrá que pagar aranceles por nada de lo que esté incluido en el Tratado T-MEC”, escribió Trump en las redes sociales.
“Nuestra relación ha sido muy buena, y estamos trabajando duro, juntos, en la Frontera, tanto en términos de detener la entrada de Extranjeros Ilegales a Estados Unidos como, asimismo, detener el Fentanilo”, añadió.
Sheinbaum escribió “muchas gracias” a Trump el jueves en redes sociales, señalando que “tuvimos una excelente y respetuosa llamada en la que coincidimos en que nuestro trabajo y colaboración han dado resultados sin precedentes”.
Más tarde, Trump también anunció que su suspensión abarcaría determinadas importaciones procedentes de Canadá.
Dominic LeBlanc, ministro de Finanzas de Canadá, dijo que tras la suspensión de Trump, Canadá iba a suspender también sus planes de imponer una segunda ronda de aranceles de represalia.
Pero Doug Ford, primer ministro de Ontario, la provincia más poblada, desestimó la suspensión. “Todo este asunto con el presidente Trump es un desastre”, dijo Ford a los periodistas. “Ya hemos pasado por esto antes. Sigue amenazando con los aranceles el 2 de abril”.
Peter Navarro, consejero principal en materia de comercio y fabricación, dijo a los periodistas en una llamada telefónica el jueves que los aranceles tenían por objeto detener las muertes causadas por el fentanilo. “Lo que Estados Unidos necesita ahora es un compromiso solemne de China, Canadá y México para dejar de matar estadounidenses y tomar medidas que detengan inmediatamente la matanza causada por el fentanilo”, dijo.
Canadá y México han respondido a los aranceles de Trump con diversas medidas para reforzar la seguridad fronteriza, y las estadísticas estadounidenses muestran que Canadá es responsable de un porcentaje ínfimo del fentanilo que entra en Estados Unidos. Al parecer no existen datos nacionales en tiempo real sobre las muertes por sobredosis de fentanilo, otra métrica citada con frecuencia por los funcionarios de Trump.
No todas las importaciones estarán libres de aranceles. Un funcionario de la Casa Blanca que informó a los periodistas pero no estaba autorizado a hablar en público dijo que el 38 por ciento de las importaciones procedentes de Canadá utilizaron las preferencias del T-MEC el año pasado, al igual que aproximadamente la mitad de las importaciones mexicanas. El funcionario dijo que el petróleo importado de Canadá normalmente no lo hacía, por lo que se enfrentaría a un arancel del 10 por ciento.
Los economistas han presentado cifras diferentes sobre el número de bienes a los que podría afectar la suspensión arancelaria. Según cálculos del Instituto Peterson de Economía Internacional, alrededor del 15 por ciento de las importaciones de mercancías estadounidenses procedentes de Canadá y México podrían no tener derecho a aranceles preferenciales en virtud del T-MEC.
William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics, dijo que alrededor del 10 por ciento de las exportaciones de México a Estados Unidos no se encuentran dentro del acuerdo comercial T-MEC. Eso incluye algunas exportaciones de automóviles y maquinaria, dijo.
“En ambos casos, esto se debe a que a los productores les ha resultado oneroso cumplir los requisitos de contenido regional necesarios para el comercio libre de aranceles”, dijo Jackson. BMW, por ejemplo, importa algunos vehículos de una fábrica de San Luis Potosí, México, por los que paga un arancel, en lugar de acogerse a las condiciones del T-MEC.
El funcionario de la Casa Blanca dijo que la suspensión había sido instigada por los fabricantes de automóviles estadounidenses, quienes argumentaron en una llamada con el presidente el martes que imponer aranceles a los automóviles y piezas procedentes de Canadá y México les impondría nuevos costos de miles de millones de dólares y borraría todas las ganancias de sus empresas.
Muchos otros grupos comerciales habían planteado quejas similares sobre los aranceles, incluidos los agricultores que dependen de las importaciones de fertilizantes canadienses y exportan sus productos a Canadá y México.
La orden ejecutiva decía que a la potasa, un fertilizante procedente de Canadá del que dependen los agricultores estadounidenses, se le aplicaría un gravamen del 10 por ciento en lugar del 25 por ciento.
“No necesitamos árboles de Canadá”, dijo Trump el jueves. “No necesitamos coches de Canadá. No necesitamos energía de Canadá”.
“Así que allí donde podemos ser autosuficientes, que es en la mayoría de las cosas, si tenemos más petróleo y gas que nadie, nuestros bosques son enormes, enormes”, continuó. “Simplemente no se nos permite utilizarlo por culpa de los lunáticos ecologistas que nos lo impiden”.
La pausa hará poco por mitigar la penuria económica general que causarían los aranceles de Trump. El presidente ha dicho que impondrá aranceles del 25 por ciento a todo el acero y el aluminio a partir del 12 de marzo y que el 2 de abril anunciará aranceles a las importaciones de automóviles, así como aranceles “recíprocos”. Esos gravámenes elevarán los aranceles estadounidenses para igualarlos a los niveles establecidos por otros países, teniendo en cuenta también otras prácticas que afectan al comercio, como los impuestos y la moneda.
Los asesores económicos de Trump han argumentado que los aranceles no avivarán la inflación; sin embargo, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, reconoció el jueves que podría producirse un repunte temporal de los precios.
“¿Los aranceles pueden ser un ajuste de precios único? Sí”, dijo Bessent en el Club Económico de Nueva York.
Pero Bessent dijo que, como parte de la agenda económica general de Trump, que incluye el aumento de la producción de energía y la reducción de las normativas, no le preocupaba que las políticas comerciales provocaran un aumento de los precios.
“En general, no me preocupa la inflación”, dijo Bessent.
Simon Romero y Ian Austen colaboraron con la reportería.
Ana Swanson es periodista de comercio y economía internacional del Times desde Washington. Es periodista desde hace más de una década. Más de Ana Swanson